June

Acero inoxidable, Latón y Barniz industrial. Febrero-2008.
Medidas

 

Creo que ésta es la mejor obra que he hecho hasta el momento si tomamos como referencia la forma.
Fue un encargo del grupo Marea para constatar públicamente cuánto querían a June y para hacerle un homenaje más allá del doloroso sepelio
Conozco a Eduardo, guitarra de Marea, desde hace dos o tres años. Es muy comunicativo, amable, buen vecino. Él y Kutxi estuvieron en la presentación de mi última exposición. Después de suceder la desgracia del accidente de June, reposados ya los desánimos y con la mente centrada, me comentó que querían colocar algo en el lugar del suceso. Eduardo se acordó de mí. Había visto mi Don Quijote y Sancho Panza, le gustó y pensó que tal vez podría hacer algo parecido. Me comprometí a realizar un boceto. Si les gustaba entonces acometería la escultura.
El tema estaría definido sobre todo por los dos delfines tatuados que June llevaba en su espalda como una seña de identidad. La otra parte complementaria tendría la misión de hacer de soporte. Un lauburu o una cruz eran los más adecuados en este caso. Hice los dos bocetos. Me quedó mejor el de la cruz. Estaba más y mejor terminado.
Una de las dudas que me vino al realizar el boceto definitivo era la proporción correcta entre los delfines y la cruz. Los hice en los dos tamaños que se pueden ver en los delfines que saltan bajo el arco iris. Cuando Alén vino a dar el visto bueno al boceto definitivo vio un delfín grande y otro pequeño bajo el arco iris. Me comentó en forma de pregunta que faltaba uno. Creo que ni llegué a decirle que los había hecho para reflexionar sobre la proporción. A cambio le dije: !Bueno, si quieres hago otro! Y así se complementó la carga simbolista que planteaba el tema.
Otra de las cosas que le dije a Alen fue que yo consideraba que tenía que haber contraste entre la cruz y los delfines. Él me reafirmó en la idea. En principio pensaba hacer la cruz en acero inoxidable granallado, pero el contraste no sería muy notable. Tendría que hacerla en acero cortén, en aluminio anonizado en color bronce o en latón.
Aunque esta obra la he pensado, diseñado y realizado yo, Eduardo me había aportado el tema. Me sugirió hacer dos delfines enroscados en una cruz o en un lauburu. Técnicamente eso era imposible para mí y el resultado más cercano es el que se ve.

Alen, sin querer, había terminado de acotar la composición y el tamaño definitivo de los delfines. Kutxi, indirectamente, con sus versos, me dio la respuesta última para elegir el material.
Le comenté a Eduardo que estaría bien colocar alguna poesía de Kutxi en la placa de homenaje a pie de cruz. Podríamos poner, le dije, los versos de la esquela. A mí me había impresionado de ella la frase: " hoy quisiéramos ser grandes como tus brazos abiertos, como nuestros puños cerrados". Eduardo me avisó que si colocaba aquel epitafio tan largo en lugar de hacer una escultura tendríamos que poner un rascacielos. Tenía razón.
Kutxi es un poeta, escultor de palabras; las tuerce y las retuerce hasta que encajan. Habría bastado con comentarle que escribiera algo propicio en extensión. Yo entonces estaba pensando más en otros aspectos de la obra que en ese detalle final. Más tarde pensé si podrían valer los versos aparecidos en medio de las canciones del último C.D. junto a la dedicatoria. En ese momento supe que era el latón el material que precisaba para la ocasión. Decían los versos: "June se fue tiñendo la noche de amarillo a lomos de dos delfines que, ya por siempre, galoparán en nuestra memoria tal y como lo hicieron por su espalda: libres" . Días antes había probado teñir químicamente el latón con un producto para oscurecerlo y crear contraste. Teñiría la cruz de oscura noche y dejaría relucir de dorado la punta de sus brazos y la cabecera. June, por encima del arcoiris, vería todo como una estela que dejó, un poco más alta que los delfines que más quiso. Así sería la obra definitiva.
El contraste entre el latón oscurecido y el inoxidable de los delfines, entre el oro del latón y la plata del inoxidable, sol amarillo y luna de plata, era una correspondencia más del contraste entre la triste cruz y los alegres delfines, uno de los animales más hermosos, juguetones e inteligentes de toda la tierra. Esta unión de opuestos era la metáfora final de lo que ya se podía intuir: la tristeza para Alen y Marea por la pérdida de June, y los recuerdos gratos que de ella conservarán en su memoria.
Ya ven cómo y cuánto han contribuido ellos en este póstumo epitafio de brillantes metales, hecho a su gusto, como así indirectamente me lo sugirieron.