El eslabón perdido (Sinonimia)

Pala manipulada, fotografía y cartel. Abril-2003 .
El epitéto "Sinonimia" lo añadí en el 2013 cuando hice la obra Duchampkosuth (Homonimia)

Ésta es una de mis mejores obras. En realidad es la culminación de las reflexiones que practiqué con "La descontextualización del objeto mediante el tamaño" y "Estela funeraria duchampniana".
La traducción al español de esta obra titulada en inglés me produjo una equivocación beneficiosa. En el primer libro que leí sobre este ready-made el traductor interpretó el título original como "Anticipación de un brazo roto". Poco más tarde leí en otros libros otras dos traducciones: "En previsión de un brazo roto" y "A cuenta de un brazo roto". Estos títulos me indicaron el correcto entendimiento de la obra.
Pero en el primer caso yo pensé que Marcel Duchamp había adulterado la pala, haciéndola más grande, y pronosticando que quien cogiera esa pala se rompería el brazo por el esfuerzo. Después, cuando supe que la pala era una pala de nieve, entendí que el verdadero sentido de la obra estaba en entender que la pala servía para quitar antes la nieve y prevenir una caída que nos rompiera un brazo cuando la nieve se hiciese hielo.
La verdad es que la teoría hilvanada sobre la traslación y sustitución del título por el objeto y la apropiación del protagonismo del título ante un objeto neutro carente de estética, era semejante se tradujera el título como se tradujera. El carácter metafórico del ready-made y la reflexión sobre el tema no cambiaba en absoluto. Lo único que
cambió fue que descubrí que había un punto en un objeto en que su tamaño era tal que el observador no sabía si el objeto era real o de ficción. De esta pala un amigo creyó que la había comprado en la ferretería, tal como estaba. La verdad es que palas con ese tamaño no existen porque no son prácticas, aunque bien pudieran existir porque están en ese campo entre la realidad y la ficción. Si hubiera hecho una pala de cuatro metros de altura todo el mundo sabría que sería una pala de ficción. Este curioso azar me permitió definir qué es una semidescontextualización, así como saber que un objeto se puede descontextualizar mediante el tamaño. Lo más importante es que descubrí que el conceptualismo, que se preocupa del concepto, del contenido, y que no le da importancia a la forma (da lo mismo una silla de hierro, una de madera, una de papel o la fotografía de una silla) irónicamente ese conceptualismo se basa precisamente en la asimilación formal del contenido, como veremos y como he dejado claro en los dos libros que he escrito.
Otro hallazgo se produjo cuando en posteriores meditaciones por unos segundos sentí el pánico de que tal vez me había equivocado porque la obra de Duchamp no era la fotografía de la pala, como yo la había visto en los libros, sino una pala real. Sentí el temor de que se me fuera todo al traste si resultaba diferente la contemplación de la obra con la pala real. Poco duró el pánico porque entendí que el desplazamiento, sustitución y apropiación del protagonismo del título, relegando la forma visual a un segundo lugar, sustituida por la forma pensada que el título trasmitía, no cambiaba fuera la pala real o fuera la fotografía de esa pala. Entendí que la pala real, la fotografía de esa pala y el título eran una misma cosa, eran las tres una tautología, como sucedía en "Una silla y tres sillas" de Joseph Kosuth. Creí entonces que este autor, tal vez por otros caminos, no había hecho más que asimilar la obra de Duchamp y sintetizarla. Había reducido la literatura del título a un solo concepto. Había reducido la obra a lo esencial, como explico en mi segundo libro. Algo más tarde, cuando leí su escrito de 1969 "Arte después de la Filosofía" supe que ese artista era más filósofo que artista y que el método de llegar a su obra más significativa, "Una y tres sillas" se debió a la filosofía del lenguaje que practicó Wittgenstein y que por eso llegó por otra camino. Llegó a través del análisis. No es imposible que yo haya llegado a través de la síntesis, de la comparación, evidentemente por otro camino más cómodo que el de la filosofía.
Casi medio siglo después yo he ordenado las sillas de Kosuth y les he añadido una silla más, silla que no está en el espacio sino en el tiempo, que no es materia sino energía, que no es estática, sino dinámica, obra a la que titulé "La Cuarta Silla de Kosuth"..