La cuarta silla de Kosuth

Piedra caliza triturada, madera, acrílico, óleo sobre lienzo, impresión digital y sonido grabado en CD. Febrero-2000.

 


Es evidente que esta composición es una prolongación de la famosa obra de Joseph Kosuth con algunas variantes. La primera es haber añadido una silla más, el concepto de silla no en imágenes ni en palabras escritas, sino en sonidos. Es el concepto silla contenido en esa palabra pronunciada, que es inmaterial, que no está en el espacio sino en el tiempo.
Otra variante, que viene a ser la misma, es haber ordenado las sillas de derecha a izquierda según su dimensionalidad, desde la tridimensionalidad de la escultura a la no dimensionalidad de la música, pasando por las unidimensionalidad del hilo de palabras y la bidimensionalidad del cuadro figurativo. De esta manera se convierte también en el arquetipo de la evolución del arte. No hay que olvidar la conclusión experimental de Jorge Oteiza en el hito que supuso su “Caja vacía” como llegada del arte a ese instinto de desmaterialización. También debo recordar una magistral conferencia de Jordi Teixidó hace muchos años en la que se refirió a la paulatina pérdida de narratividad en el arte hasta llegar a la abstracción.
Nada más abstracto que la música, siempre que no vaya acompañada de letra. Por ello de estas cuatro figuras la primera nos recuerda la arquitectura y escultura, la segunda representa la pintura figurativa, la tercera se identifica con la abstracción y el arte conceptual en la medida que las letras son símbolos abstractos y definen los conceptos, y finalmente la voz diciendo silla nos recuerda a la música.
Digo que es mi obra más importante porque contiene en su explicación la esencia de una teoría de arte que he mencionado en parte. En mi libro El espacio y el tiempo en el arte, al explicar esta obra, señalo que he pintado los perfiles de silla pintada con óleo sobre lienzo, muy pronunciados para darle voluminosidad al cuadro, para crear espacio, tridimensionalidad. La pintura tiene una doble naturaleza y puede ir desde lo espacial de la escultura hacia lo indimensional de la música. Los contornos fuertes y la perspectiva dan profundidad al cuadro (un ejemplo de pintura tridimensional es la pintura antigua). Hacer borrosos estos contornos o añadir movimiento en el cuadro, bien rompiendo la pincelada, bien rompiendo la imagen como en el cubismo, bien mediante las curvas y la repetición como en el arte abstracto y en el arte óptico, supone acercar el arte a su otra tendencia, la tendencia unidimensional, musical.(La pintura más moderna tiende a ser plana)