Es una de las obras importantes para entender el conceptualismo matemático que he señalado en una obra anterior y para explicar cómo Joseph Kosuth concibió el conceptualismo o, lo que es lo mismo, de qué manera lo entendía.
Para Kosuth una silla tridimensional, una bidimensional o la definición en el diccionario de la palabra silla, era el mismo concepto. Yo añado que es el mismo concepto según la forma pero no lo es según el contenido. Una silla de chocolate o una de cristal no es lo mismo que una silla de madera porque en las primeras no te puedes sentar; es decir las primeras no son lo que de ese concepto se afirma en el diccionario, según dice su definición: "Asiento individual, generalmente con cuatro patas y sin brazos". Si no te puedes sentar no es un asiento: si las sillas de chocolate y de cristal son sillas lo son por la forma, no por el contenido.
En el caso de esta obra de las fotografías tal vez se vea la importancia de la forma mejor. En la primera fotografía hay una silla de madera; en la segunda está la misma silla de madera pero rota en el suelo; en la tercera se encuentran las cenizas que esa silla ha producido al ser quemada. Yo no sé si es posible afirmar que esas cenizas son una silla, aunque en verdad sean cenizas de la propia silla, que se ha quemado. Una silla tridimensional si se pinta en un lienzo sigue siendo una silla aunque en este caso sea bidimensional . Y sigue siendo una silla la palabra que la define: "Silla" e incluso lo sigue siendo las palabras que la explican: Asiento individual, generalmente con cuatro patas y sin brazos. La silla de madera se ha roto y sabemos que es la misma silla, pero rota, y se ha quemado y sabemos que es la misma silla pero quemada. Ese matiz del adjetivo es definitorio. Una silla no es el árbol del que se ha sacado. Y las cenizas de una silla no son aquella silla primera antes de empezar a arder. Y la silla rota de la segunda foto no es la silla que se da en la primera, aunque no falta ni una sola pieza, ni aunque pueda ser reconstruida nuevamente. es una silla que no sirve para sentarse (afinidad con el ready-made) y que no se le reconoce la forma de la silla, aunque indirectamente sepamos que lo es ( otra relación con el ready-made que es un no-objeto pero en él se reconoce el objeto primario)
Una silla de chocolate no sirve para sentarse, no es un asiento. es para comerla o para mirarla o admirarla. Su función no es la de una silla pero sin embargo es una silla. Eso sólo es posible por la forma. Lo mismo sucede con la fotografía de una silla o con su definición: no sirven para sentarse.
El ejemplo definitivo es el que se da en la cuarta foto. Esas cenizas no son las cenizas producidas por la combustión de la silla. Yo tomé otras cenizas de otra hoguera. Nada hay, había o hubo entre la silla original y estas cenizas, ningún elemento trasmisor, ninguna materia compartida como sucede entre la silla original y la tercera foto, la de el montón de cenizas. No hay nada físico pero sin embargo hay un todo psicológico o podríamos decir de contenido. La silla dibujada con las cenizas es más silla que la foto anterior. Comparte con la primera silla mucho más que lo que comparte con ella ese montón de cenizas. Y esto sucede porque comparte con ella la forma, la forma de ambas es la que las une.
Esto posiciona el conceptualismo en otro ámbito. Si antes pensábamos que a Kosuth le da igual la forma y le interesa sólo el contenido es un contenido que surge desde la forma; no es el contenido total del concepto sino sólo ese contenido que afecta a la forma. Es decir, a Kosuth no le importa si una silla es bonita o fea, es grande o pequeña, o si sirve para sentarse o no se puede uno sentar en ella. Son cualidades de la forma y parece que prescinde de cualidades, e incluso parece que prescinde de la forma. Le interesa que sea una silla y si la forma de la silla no le importa, parece que sólo le preocupa los contenidos. Sin embargo, como ya he dicho, le interesa un tipo específico de contenidos: los que surgen de la forma.
Hay en el concepto un paralelismo sospechoso con el ready-made. No les interesa la estética del objeto. Se les quita la utilidad para la que ha sido creado el objeto. En el ready-made hay una relación memorizada entre el objeto antiguo y el nuevo, como sucede en La fuente, por ejemplo. Esta relación se parece a la que sucede en este ejemplo entre la silla de la foto uno y la silla rota de la foto dos, en la que reconocemos la silla original. En el concepto sucede al revés: no hay una relación memorística entre dos objetos de un mismo concepto. Eso se debe a que son dos objetos diferentes. Se ha visto que la silla original de la foto uno y las cenizas de la foto cuatro son objetos distintos. Las cenizas de la foto cuatro no pertenecen a la silla quemada. Sin embargo son ambas una silla. El caso es contrario en ese aspecto al ready-made. En el caso del ready-made es el mismo objeto adulterado, descontextualizado, pero de tal manera ha sido descontextualizado que guarda la memoria del objeto original. En el caso del concepto o del ejemplo que nos ocupa entre las cenizas que dibujan una silla y la silla tridimensional, son objeto totalmente diferentes. Pero están, digamos, antidescontextualizados, o lo que es lo mismo están contextualizados, están en el mismo contexto.
Es una de las razones más para enlazar el conceptualismo con el ready-made, que a su vez por ese doble lenguaje está vinculado con la metáfora, la paradoja y con el símbolo. Deducir una relación de evolución encadenada entre simbolismo y conceptualismo es algo que expliqué en mi primer libro, que he ido puliendo en las sucesivas exposiciones realizadas y en algunos escritos y desde luego que se manifiesta con protagonismo en mi segundo libro.
La relación de dependencia entre simbolismo y conceptualismo ha sido el eje central de todas mis exposiciones y creo que lo sigue siendo en esta página web en el sentido que le doy la máxima importancia. Es por ello también que en la subasta las obras conceptualistas son las más caras, por esa misma razón, por ser las más importantes..