Resurrección

Acero, resina de poliéster, cobre, cinc, pintura acrílica y barniz industrial. Noviembre- 2001
Medidas: 70 x 80 x 100 cms.

 

En esta obra aparecen dos imágenes enlazadas entre sí. No es una metáfora propiamente dicha. Metáfora viene del griego y significa traslación. He dicho antes que una imagen momentáneamente sustituye a la otra en la metáfora. En este caso no hay sustitución. Las dos imágenes disímiles dominan por igual. Es una cosa y a la vez es otra. Es un objeto imposible, pero sólo es ese objeto. Es el mismo caso que el centauro, al que he llamado metáfora física, metáfora estática. Este mecanismo de ensamblar dos imágenes disímiles en una nos saca fuera de la realidad por su imposibilidad y nos introduce en el surrealismo. Sin duda esta imagen es surrealista.
No obstante esta imagen es una metáfora dinámica en otro aspecto porque contiene, además de las dos imágenes encadenadas, un simbolismo que le permite hacer una metáfora. Una vez más las rosas no son simplemente rosas, son además otras cosas. Al titular la obra Resurrección, antítesis de la otra obra Crucifixión, se da a entender que desde los dedos resurge algo feliz que hace olvidar aquella crucifixión, que la vence, podríamos decir. Aquella desgracia amorosa, aquel desengaño, aquella semilla dolorosa se ha convertido o se puede convertir en inspiración de una obra literaria feliz, de una pintura hermosa, de una escultura radiante o de una música melancólica que nos place escuchar. Los dedos son los materializadores directos de ese ingenio al convertirlo en pintura, en escultura, en música o en literatura.
En ese sentido es una metáfora dinámica, porque las rosas son rosas pero a la vez son otra cosa: son los frutos que han surgido o pueden surgir de un dolor en los distintos estamentos del arte. Gran parte de la literatura está inspirada en la tragedia.
La rosa que antes atravesaba la mano como una espada, yace ahora al pie del tronco-brazo oxidada, marchitada, aunque en la imagen no se aprecia. El agujero que horadaba la mano, sigue en la palma, pero ya no duele. Acaso duela un poco el recuerdo, pero la renovada alegría destaca como una primavera