Tecnocracia

Öleo sobre madera. 1996.
Medidas: 120 x 90 cms

 

Este cuadro lo realicé hacia 1996. Lo dejé inconcluso. En 2005 lo retomé y le añadí las figuras de dibujos animados que aparecen a la derecha. Además añadí al cuadro la hoja de una ventana. Ésta estaba semiabierta y colgaba de ella tres cables de electricista de 4mm; uno azul, otro marrón y otro negro como los que aparecen en la pintura de la tabla.
¿Por qué hice esto? Quería representar distintas dimensiones y distintas realidades. Por un lado estaba la ventana y los cables, reales, tridimensionales, que hacían de puente entre el espectador y el cuadro. La conexión entre la tridimensionalidad y la bidimensionalidad del cuadro se debía a los cables de electricista, rotos, cortados, que estaban en el exterior del cuadro, como si alguien se hubiera liberado de ellos, y los cables pintados en el cuadro, que partían de esas barras y terminaban en la carne de las manos, de los pies y de la cabeza. A la derecha estaban los personajes de dibujos animados, que eran igualmente dibujos como los otros, pero están en otro nivel. Son de colores planos, no tienen voluminosidad. Entre los dibujos animados y el realismo de Claudia Schiffer estaban los demás.
El titiritero es una máquina con una piel artificial que le da aspecto humano. Es la industria en general, que domina los destinos humanos. El dibujo del hombre-máquina es real, está en la misma escenificación de los personajes, aunque la industria en su

conjunto sea una imagen más abstracta. Lo que en 1996 fue una crítica social, en 2005 se convirtió en una búsqueda de planos de diferente credibilidad o diferente realidad.
Toda esta artificiosidad tiene la misión de hacer ver un componente psicológico muy repetido en el arte. Es el mismo que se encierra en el enigma del Las Meninas y que se utilizan en otros géneros como en el cine, en el teatro y en la literatura. Se trata de pintar, describir o anotar una ficción dentro de la ficción, de manera que la primera de las ficciones sea más creíble, más real. Se da en Hamlet, en La película El Golpe y en la de Tesis, en Don Quijote de la Mancha, en algunos cuentos de Borges, en un cuadro de Barceló, etc... y se da en las Meninas y en el cuadro que lo inspiró, si mi intuición es acertada. Ese cuadro se titula "El Archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas de Bruselas". Lo pintó Teniers y Velázquez sin duda lo conoció porque estaba en la colección de Felipe IV, regalado por su primo el Archiduque Leopoldo Guillermo hacia 1647, nueve años antes de pintar Las Meninas.
El año pasado, en mi exposición en la Casa de Cultura de Bera, expliqué en una visita guiada las semejanzas entre estos dos cuadros descritos, que van más allá de la puerta entreabierta al fondo. Dos meses más tarde, en la prestigiosa revista Descubrir el arte, se señalaba que el cuadro de Teniers pudo haber inspirado a Velázquez, según los críticos. Yo desconocía ese detalle. El hecho de que mi intuición coincida con los críticos hace prever que mi intuición es buena. No sé que es lo que dicen los críticos, pero sé que el componente psicológico de composición en ambos cuadros es similar. Después hay algunos componentes físicos menos relevantes para que ambos cuadros se parezcan. En el apartado Investigación artística, si se da el caso, explicaré todos los detalles de esa afinidad.