Una forma, muchas formas.

Madera, resina de poliéster, pintura y barniz industrial. Febrero-2001.
Medidas: 120 x 70 x 70 cms.

 

Esta obra no se compone de ocho obras separadas, sino que es una misma obra contemplada en ocho posiciones distintas para resaltar su potencialidad escultural en cada caso.
A la vez, como su título indica, tiene que ver con la obra de Kosuth "Una silla, tres sillas". En este caso me enfrento a la obra en su condición de forma. Para el conceptualismo la forma es poco importante, apenas el marco o lienzo en el que la obra se representa. Al conceptualismo le importa el contenido. A kosuth le da igual una silla grande que una pequeña, una de hierro que una de papel, una tridimensional que la foto de esa silla o la definición en el diccionario de la palabra silla.
En este caso, una escultura de abstracción geométrica, que no tiene narratividad o contenido, solamente forma, se expresa de una u otra manera según la potencialidad de la horizontal o de la vertical.
En el libro que escribí y que se ofrece en esta página web, observo la relación que existe en las diversas disciplinas del arte. En el apartado del libro referido a esta obra señalo la diferente tendencia de la pintura hacia lo escultural (la pintura pseudotridimensional del siglo XV) y la tendencia de la pintura hacia lo musical (la pintura abstracta, que no tiene narrativa, que suele ser muy plana y en muchos casos con movimiento virtual. Es decir, como la música misma, que es abstracta, que no tiene narrativa y que es movimiento, sólo movimiento.)
Menciono ahí algunos puntos de conexión entre música, pintura, escultura y arquitectura. En esta obra ofrezco similitudes y divergencias entre escultura y arquitectura. Para empezar, la escultura y la arquitectura están seriamente separadas por la narratividad ya que la arquitectura es sólo forma y no cuenta cosas como la escultura o la pintura. Aquella parte de la escultura que se acerca a la arquitectura es la escultura abstracta. De ella, la que más se acerca es la que tiene propiedades estáticas, es decir ángulos rectos y estabilidad en el dominio y enfrentamiento entre la horizontal y la vertical. En estos ocho casos los cuatro primeros podrían llegar a ser maquetas arquitectónicas; en los cuatro últimos, con el centro de gravedad muy alto, se alejan de la posibilidad de ser edificables.

Resumiendo, la escultura figurativa y la que trasmite movimiento virtual o potencial, se aleja de la condición de arquitectura. Por contra, en el lado de la arquitectura, la que tiende hacia el movimiento es la que se acerca a la escultura: la arquitectura con movimiento virtual, aquella que utiliza elementos que tienen propiedades dinámicas como son la curva, las series de repetición, la linea inclinada, el ángulo obtuso y el agudo, la asimetría y el aparente desorden. Un ejemplo claro es el Guggenheim, que está hecho eludiendo el ángulo recto, la vertical, la horizontal y la línea recta. Ese carácter dinámico, de desmoronamiento, visible en ese edificio y más patente aún en otros edificios de Frank Ghery, recuerda a los cuadros de Delaunay de la torre Eiffel, en los que busca incesantemente el movimiento virtual, que después tomará de referencia el futurismo.