No sé a quién oí decir que la religión católica se había apropiado de "El Más Allá". Creo que no le faltó razón. A pesar de la crítica, esa afirmación es una declaración incuestionable de creencia religiosa. No postuló que no hubiera un Más Allá sino que ese comentario puso en entredicho la legitimidad de la iglesia católica para adueñarse de ese Más Allá. Con esa postura elocuente también se podría pensar que reivindica su propia religiosidad. Todo aquél que piensa que después o detrás de esta vida irremediablemente tiene que haber algo, ya es religioso independientemente de su bondad o maldad. Yo debo ser religioso porque no consigo entender esta vida sin otra después, de igual manera que no concibo una moneda con una sola cara.
Jorge Luis Borges escribió un bonito cuento en el que su protagonista era una moneda así de rara. La verdad es que no recuerdo ahora mismo si hablaba de una moneda o un disco. Creo que era este último el artífice de tan singular naturaleza. No importa nada qué era la cosa tan extraordinaria. Lo que importa es que consigue transmitir que ese inexplicable objeto podría parecer real. La vida entendida como un solo lado también parece verosímil pero no más que suponerla con otra que le complemente más allá de su existencia perecedera. No hay más racionalidad en pensar que esta vida se acaba y que después no hay nada de nada, que suponer por ejemplo que estamos soñando un sueño colectivo, como plantea hipotéticamente Borges y asegura con firmeza el Budismo. "Alguien nos sueña", dice el escritor argentino en alguna de sus poesías. Empíricamente no hay más verdad en una u otra suposición. Borges se definió como no creyente pero de su obra no se puede extraer un ateísmo. Nos habló del idealismo, de El Tiempo, de Beckerley, de Hume... Su literatura está impregnada de un conocimiento filosófico que se muestra dócil para ser asimilado gracias a ese poder narrativo del escritor que lo hace fácil de entender. Convertía lo áspero y aburrido en bello y entretenido utilizando sus mecanismos literarios. Por él supe de Swedenborg y también en pocos párrafos pude tener una noción general, aunque sea superficial, de lo que es el Budismo. Ambos forman parte de mi bagaje religioso. De Swedenborg, al que le tildaban de loco, dijo sabiamente que ante su obra uno no tenía la sensación de estar frente a la de un loco. De verdad que ocurre eso.
Me declaro religioso, pero también me defino como... ¿marxista, comunista...?, ¿tal vez, de izquierdas...? Tal y como están las cosas parece imposible compaginar estos anhelos con lo mal que se llevan ambas partes. Quizá la teología de la liberación, de la que no sé nada pero su título suena muy bien, pueda amistar ambas tendencias irreconciliables. Como el hombre es una contradicción, según dijo Jorge Oteiza, yo no me molesto en resolver mi propia contradicción si es que la hubiera. Además, la cuestión de fondo de ambas partes no es muy diferente. Comunión, comunidad y comunismo suenan muy semejante.
Mis actuales Profetas no son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel sino Karl Marx, Herbert Marcuse, Georges Orwell y Jacques Rueff. Estos son mis modernos profetas. No son jinetes pero bien se les podría llamar Los cuatro profetas del Apocalipsis, por las ominosas videncias con las que nos advirtieron. Fueron ateos, seguramente sí, pero tremendamente religiosos. Un hombre puede ser ateo y también profundamente religioso; y puede ser religioso y tremendamente ateo. Un cura pederasta no parece muy religioso. Si lo es, se autoengaña. Pide perdón después para poder seguir con sus maldades. Según Freud y el psicoanálisis del remordimiento, los pueblos bárbaros después de arrasar pueblos enteros presentaban sus ofrendas a los Dioses para poder seguir arrasando pueblos enteros.
De los cuatro profetas laicos que he mencionado al menos los dos primeros, siempre me han parecido auténticos religiosos sin Dios. Altruistas, pensando en el bien ajeno, anteponiendo el beneficio común al particular....El Che Guevara nos recuerda lo que dijo el revolucionario José Martí: "Todo hombre de verdad debe sentir en su mejilla la bofetada dada en la mejilla de cualquier otro hombre" Si nos hubieran dicho que esa frase la dijo Cristo no nos habríamos extrañado. En cada revolucionario hay una semilla de religiosidad entendida de otra manera, de forma laica.
Sí que causa extrañeza lo mal que se llevan la izquierda y la religión o la Religión y la Izquierda. La prédica de la religión es absolutamente comunista pero su trayectoria en el pasado ha ido demasiado ligada al dinero y al poder. La religión ha hecho muchas veces en la práctica todo lo contrario de lo que ha dicho. Se puede acaso entender algo en el hecho histórico de que muchos religiosos anteriormente, en la oscura Edad Media, eran gente de guerra, personas sin vocación; otros tantos sí la tenían. El hijo mayor era reservado para el trono y el segundo entraba en el clero. Así ocurrió durante años, durante siglos, porque tal disposición ha llegado hasta nuestros días: en las casas ricas hasta hace bien poco el hijo mayor se quedaba en la hacienda y el segundo hijo entraba en el seminario. Causa pánico oir en boca de un Papa, aunque sea un papa del siglo XII, la expresión "Dios lo quiere" para justificar y alentar las violentas y homicidas cruzadas. Sobre esas contradicciones y otras más (la aniquilación de los Cátaros, el surgimiento de la Inquisición, la muerte de Servet, etc...) se edificó una iglesia deficiente, pero que es la única de la que echar mano en nuestro mundo occidental, llena de defectos pero con un lenguaje interior muy claro que los propios dirigentes se obstinan en desoír.
Puede que estas tradiciones hayan contaminado la esencia de la religión, pero su mensaje interior es inequívoco. En sus parábolas habla del levita y el samaritano, del hijo que afirmó "si padre, iré al huerto, pero no acudió, y del que dijo no iré pero fue. La propia religión se inculpa desde dentro tanto como la culpan desde fuera.
Nunca me ha guiado ni el chantaje del Infierno ni el soborno del Cielo. El premio o el castigo no son mi meta. No puede ser la religión una manera de invertir en la Tierra para conseguir un plan de pensiones en el Cielo.

(Hace muchísimo tiempo que escribí esto. Hace muchísimo tiempo que no he escrito nada en cualquiera de las secciones de ésta mi página web. Hoy, 31/08/2018, he hecho una excepción. He mutilado parte de este escrito que continuaba hasta aburrir, y trataré de poner fin de la mejor manera posible porque en el transcurrir de estos años han cambiado muchas cosas, incluso yo mismo.
"Puedes poner la otra mejilla, dijo Borges, siempre que no lo hagas por miedo". Es posible que mi religiosidad viniera desde el miedo. No miedo a la muerte, ni al infierno, que me deja indiferente, sino miedo a la vida, a haber desperdiciado mi vida en cosas superfluas, estúpidas, sin sentido ni justificación y sin preguntarme demasiado qué está bien y qué está mal. Si ya he dicho que quien piensa que después de esta vida tiene que haber algo ya es religioso, yo lo sigo siendo, sin duda. Ahora más que nunca, con la afirmación relevante de Schopenhauer que nos dice que la materia es eterna. Esto lo cambia todo como veremos al final)

A través de Borges, una vez más, llegué a Swedenborg. Éste fue un místico sueco que antes de interesarse por la religión profesó la vida de científico, de hombre de ciencia. A los 53 años tuvo una revelación que le inclinó definitivamente hacia su religiosidad. Su libro más importante en ese tema es "Sobre el Cielo y el Infierno". Dos cosas sobresalen en él que me impresionaron: La primera es que al morir a penas te das cuenta de que lo has hecho. Sigues con tu vida pero poco a poco se va desdibujando todo. El cambio no es violento. Borges tiene un bonito cuento que está basado en esta suposición. La segunda es que cuando llegas a ese lugar un peldaño más alto del que estamos ahora, uno se junta con la gente afín. "Uno elige si quiere ser angelical o demoníaco". No puede disimular y por eso uno se va adonde mejor se encuentra. Los ángeles no son individuales sino que son una reunión de almas afines, suponiendoles a estas almas figuras terrenales, con la forma del cuerpo que aquí tenemos, pero que está desmaterializado.
Un ejemplo práctico: un demonio se pierde en el Cielo y se agobia hasta límites inimaginables porque siente que huele muy mal. Por fin consigue salir de allí y se arroja a su cubil, que ése sí que realmente huele fatal, pero no lo puede percibir con objetividad y para él es agradable. Es una elección. Elegir ser demoníaco o angelical también lo hacemos en la Tierra. Por eso esa antesala del Cielo e Infierno si que parece verosímil.

La gente siempre ha tildado a Swedenborg de loco. Decía que podía, a través de delicados ejercicios de respiración, acceder al Cielo. Algunos le llamaban el buda del norte. Borges le defiende con su original sabiduría: "Ante su lectura uno no tiene la sensación de estar ante la obra de un loco"- dijo. Es muy cierto.

Schopenhauer afirmó que la materia es eterna. Pinta bien. Si tenemos en cuenta que no nos asombramos cuando nos dicen que "la energía ni se crea ni se destruye" y sabemos que la energía es materia en movimiento y que la materia es energía en reposo, ¿por qué nos alteramos cuando nos dicen que la materia es eterna? Iba a dar la prueba irrefutable que nos aclara Schopenhauer para convencernos pero la dejaré para otra ocasión con más ganas de escribir.

la Voluntad o Voluntad de Vivir que contempla Schopenhauer es el todo unioversal de lo que procede el todo material y espiritual que conocemos. Emana y se incrusta en la materia en sucesivos grados. El mundo es representación de esta Voluntad, es decir es fenómeno. y nosotros somos parte del fenómeno porque también somos materia, pero al mismo tiempo somos" el en sí mismo" de esa Voluntad porque somos capaces de percibir, darnos cuenta del suceso, meditar y decidir(estos términos están basados en la filosofía de Kant que Schopenhauer lleva más lejos en su libro "El mundo como representación y voluntad"). Se podría interpretar por ello que todas las cosas bien pueden venir desde arriba hacia abajo y entender que el mundo como fenomeno que percibimos es algo parecido a un sueño. No es real o por lo menos no podemos llegar hasta la médula de su interpretación porque somos parte de él. Para convencernos aporta la teoría del color, de Goette. De ahí que Borges escribe con reiteración: "Alguien nos sueña". Y también dice que si no hubiese gente vigilante en cada momento, gente despierta por la suerte de que la noche es imposible que se dé en todas las partes a la vez, el mundo desaparecería. Lo dice de una manera metafórica, aludiendo a la teoría de Schopenhauer, de quien reconoce que su libro mencionado fue de los más releídos por él.

Esa emanación de arriba hacia abajo me recuerda a un comentario de Swedenborg que quería explicarnos su visión religiosa con una comparación, diciéndonos que la inteligencia divina se parece a la luz del sol y la bondad divina a su calor. Desde luego la luz no surge de la sombra sino que es la sombra fruto de la inexistencia de luz.
No sé por qué Spengler tilda a Schopenhauer de hereje. Si a lo que el dice Voluntad o Voluntad de vivir llamamos Voluntad divina tal vez le tildarían de ferviente creyente. Que no lo fue, por cierto. Para él un mundo de sufrimiento como éste no pudo forjarse a través de una buena y divina Voluntad.

Mi religión de ahora anda por estos derroteros de la filosofía. Por eso borro lo que iba detrás del texto mutilado. Además me parecía que yo no puedo ser instructor de nada y de nadie. Sólo cuento una opinión, tal vez pensando que a alguien le interese saber algo de Schopenhauer, Swedenborg incluso de Spengler. Decir que se sabe que Sigmund Freud leyó El mundo como representación y voluntad. Decir también que tanto Spengler como Schopenhauer hablaban muy bien de Goette, para mí un oscuro escritor, no muy estimado en mi gusto, puede que por la traducción. Spengle afirma que la Teoría de la Evolución, de Darwin, fue antes de Goette

 

 

 

 

 

 

 

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